Existen futbolistas tan torpes con una de sus dos piernas que acaban haciendo rabonas para esconder sus carencias. Rabonas que son celebradas como magníficos gestos técnicos cuando, en realidad, se tratan de la constatación de una impotencia.
A la receta de hoy le pasa algo parecido. Uno de mis más sonoros fracasos en la cocina es la incapacidad de ligar un pilpil. con lo que me gusta el bacalao y, especialmente, esta receta popular. Hasta que un día probé en un restaurante la trampa que me permitiría salvar mi incapacidad: bacalao con pilpil de garbanzos. Como en mi tierra, el Bages, se producen unas magníficas
mongetes del ganxet, judías blancas con la piel muy fina, decidí sustituir los garbanzos por judías.
Corto en láminas un par de dientes de ajo por persona y los echo en frío con alguna guindilla en bastante aceite, que cubra el fondo de la sartén, que queremos freír el bacalao, no hacerlo a la plancha. Por encima de los ajos pongo los lomos de bacalao con la piel hacia abajo. Enciendo el fuego hasta que los ajos se empiecen a dorar.le doy la vuelta al bacalao para que se dore l carne un par de minutos. Retiro el bacalao y añado las judías cocidas (en seco pesaban unos 40 gramos por persona) y algo de caldo de la cocción de las mismas. Cuando se calientan las judías, todo el contenido de la sartén: aceite, ajos, guindilla, judías, jugo y algo de sal van al vaso de la batidora. Sirvo el bacalao salseado con las judías trituradas.