jueves, 5 de diciembre de 2013

Arroz de conejo confitado.

Con esto de las prisas, estamos acostumbrando a nuestros hijos a comer "sin huesos": filetes de pollo, filetes de pescado, hamburguesas, salchichas, esos conglomerados de algo parecido a la carne que llaman nuggets... En mi casa no somos una excepción. Con estas costumbres, es imposible que mis hijos coman una carne tan rica, nutritiva y barata como el conejo. Así que, cuando tengo tiempo, preparo este arroz con conejo.
Ingredientes para 8 personas.
- Un conejo.
- Una cebolla mediana.
- Seis dientes de ajo.
- Hierbas a escoger, a mí me gustan con el conejo el romero y el tomillo.
- Aceite.
- Un poco de manteca de cerdo.
- Sal y pimienta.
- Unas setas secas. Hoy lo he hecho con rebozuelos (cantherelus, rossinyols...).
Primer paso, confitar el conejo el día anterior. En un recipiente con tapa, pongo un lecho con la cebolla en juliana, los dientes de ajo y las setas. Salpimento el conejo entero y lo unto con la manteca y las hierbas. Añado un poco de aceite de oliva. Cierro el recipiente y lo pongo en el horno tres horas a 90 grados. Dejo enfriar en el mismo horno.
Segundo paso, deshuesar el conejo. De momento, no he encontrado herramientas más útiles que los dedos. Arranco toda la carne, con el conejo confitado resulta fácil. Los huesos los pongo en una cazuela a la que añado el caldo que han soltado el conejo y la cebolla. Añado agua a la cazuela para cocer y obtener el caldo que añadiré al arroz. Retiro las setas. Pico la carne de conejo con el cuchillo. Trituro en la batidora la cebolla, los ajos y el hígado del conejo. Mezclo la carne picada con la pasta obtenida de la cebolla, los ajos y el higado.
Tercer paso, el arroz, una elaboración clásica de paella. En una sartén, pongo un poco de aceite. cuando está caliente, añado la carne de conejo. Un par de minutos y añado en arroz, una taza de café por persona. Rehogo un minuto y añado el caldo caliente, dos tazas de caldo por cada taza de arroz. Yo acabo haciendo el arroz en el horno, veintidós minutos a ciento noventa grados, pero esto es cuestión de gustos.